Predestinación

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Existe la concepción errónea de que el Dhamma se puede alcanzar dependiendo exclusivamente de nuestra voluntad y saber hacer. La idea de que el Dhamma es un ente pasivo, a la espera de ser descubierto por cualquiera que encuentre el medio de lograrlo.

El Dhamma es como el océano. Tiene una fuerza irrefrenable. Mientras que a algunos los atrapa en su corriente y los arrastra hasta la otra orilla, a otros los rechaza como a cadáveres en estado de descomposición, no les quiere.

Como resulta tan sumamente fácil para algunos y completamente imposible para otros, parecería que estamos ante una verdadera predestinación. Y en cierta forma, lo es. Depende de nosotros mismos nuestro destino. El kamma es nuestro producto y es nuestra condena. Y el kamma se demuestra inquebrantable a pesar de nuestros esfuerzos, buena intención o ánimo.

Pero no solo de nosotros. Hay condiciones que no suceden a causa nuestra, sino que son externas, y que pueden impedir la consecución del despertar total.

Condiciones generales para llegar al arahantado son, entre otras, haber nacido en un momento histórico en el que se haya dado un Sammasambuddha, en un entorno favorable para ponerse en el camino del mismo. Haber sido educado o entrenado para desarrollar las facultades superiores cerebrales…

Fuera de la época del Sammasambuddha, de manera excluyente, existe abierto el camino del Paccekabuddha, o buddha solitario que no puede coincidir temporalmente con la existencia en el mundo de un Sammasambuddha.

Estas condiciones, previas al nacimiento o a causa directa del mismo, son inmanejables dentro de la presente vida. Es necesario venir con esas condiciones.

Luego están las que dependen de nuestra actividad en la presente vida. Alcanzar un desarrollo personal y mental suficiente, tener voluntad de aprender, llegar a la maestría en la práctica, contactar con el Sammasambuddha, emplear el esfuerzo necesario son condiciones necesarias para la iluminación, pero no suficientes.

Todo eso te lleva a la orilla.

Ahora viene la prueba final.

Te lanzas a la corriente y en ese punto pueden suceder dos cosas, o bien, te arrastra y ya, dejándote llevar sin oponer resistencia, en esta o en las siguientes vidas llegas irremisiblemente a la otra orilla, o bien, el Dhamma te rechaza como un cuerpo muerto, corrupto e hinchado.

Ahí no hay nada que hacer.

El Dhamma te regresa.

Un Sammasambuddha puede ayudarte en tus fases de la práctica, por lo que necesitas confiar en él. Si consigues entrar en la corriente, lo lograste. Antes o después, en esta o en las siguientes vidas alcanzarás en Nibbāna final. Si no lo logras, no hay modo. Pregúntate por qué el Dhamma no te quiere.

No hay nada que hacer.

Hay pocos que llegan a esta orilla.

De ellos, muy pocos los que se arrojan.

De ellos son mayoría los que el Dhamma rechaza.

Los menos, son los benditos que logran cruzar. Solo los benditos.

 
AN 4. Colección de discursos agrupados numéricamente
El libro de los ocho
AN 8. 19. Pahārāda Sutta

“Además, al igual que el Gran Océano es estable y no sobrepasa sus costas, de la misma manera mis discípulos —aunque fuera por el bien de sus vidas― no traspasan las reglas de la práctica que he formulado para ellos. El hecho de que mis discípulos —aunque fuera por el bien de sus vidas― no traspasen las reglas de la práctica que he formulado para ellos, es la segunda cosa asombrosa e increíble relacionada con este Dhamma y Disciplina que los monjes contemplan continuamente, deleitándose en él.
“Además, al igual que el Gran Océano no tolera la presencia de los cuerpos muertos, siendo que cualquier cuerpo muerto que se encuentre en el gran Océano es lavado y llevado a la orilla, a la tierra seca, de la misma manera si un individuo es inescrupuloso, malvado, impuro y sospechoso en sus intenciones, que oculta sus actos, es un seudo-asceta que proclama ser asceta, un seudo-noble que proclama ser noble, podrido por dentro, henchido de deseos, mugriento por naturaleza, el Sangha no tiene comunión con él. Aunque él estuviera sentado en medio del Sangha, igualmente estaría lejos del Sangha, como el Sangha estaría lejos de él. El hecho de que el Sangha no tenga comunión con un individuo inescrupuloso, malvado, impuro y sospechoso en sus intenciones, que oculta sus actos, un seudo-asceta que proclama ser asceta, un seudo-noble que proclama ser noble, podrido por dentro, henchido de deseos, mugriento por naturaleza y que, aunque él esté sentado en medio del Sangha, igualmente está lejos del Sangha, como el Sangha está lejos de él, es la tercera cosa asombrosa e increíble relacionada con este Dhamma y Disciplina que los monjes contemplan continuamente, deleitándose en él.
“Además, monjes, al igual que el Gran Océano está siendo habitado por poderosas y grandes criaturas como las ballenas, ballenas que comen a las ballenas, ballenas que comen a las ballenas que, a su vez, comen a las otras ballenas, los asuras, los nagas y los gandhabbas, cuyos cuerpos se encuentran en la profundidad de cien yojanas… doscientas yojanas… trescientas yojanas… cuatrocientas yojanas… quinientas yojanas; de la misma manera este Dhamma y Disciplina está siendo habitado por poderosos y grandes seres, como los que entran en la corriente y los que realizan el fruto de la entrada en la corriente, los que retornan una vez y los que realizan el fruto de un solo retorno, los que no retornan y los que realizan el fruto del no-retorno, los arahants y los que realizan el fruto del arahantado. El hecho de que este Dhamma y Disciplina esté siendo habitado por poderosos y grandes seres —como los que entran en la corriente y los que realizan el fruto de la entrada en la corriente, los que retornan una vez y los que realizan el fruto de un solo retorno, los que no retornan y los que realizan el fruto del no-retorno, los arahants y los que realizan el fruto del arahantado―, es la octava cosa asombrosa e increíble relacionada con este Dhamma y Disciplina que los monjes contemplan continuamente, deleitándose en él.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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