La Gota de Agua

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Si consideramos en su totalidad el Samsara vemos que se trata en global de un mar de desorden (o ignorancia) desde la que se elevan a duras penas estructuras de orden (o sabiduría) que son provisionales y no tardan mucho en derruirse y vuelven a surgir, se elevan y vuelven a caer.

Si lo pudiéramos ver en el tiempo, un tiempo hipotético global, un ejercicio de imaginación, veremos como ese mar se ha hundiendo y los picos que sobresalen son cada vez menos en número y menos en altura.

Las aguas de ese mar, representan el infierno. Desde el nivel más bajo, cuyo movimiento es imperceptible a la superficie, que representan seres más elevados como los animales o los petas. Estos no pasan de ser olas en este mar de ignorancia.

Las gotas que se escapan al aire son los devas. Indefectiblemente volverán a caer, pero se mantienen alejados del mar durante su vida. Los devas más elevados son los que vuelan más alto y tardan mucho más tiempo en caer.

Por su parte los seres humanos se elevan como columnitas de agua a partir de construcción de orden (sabiduría), recogiendo orden a su alrededor, como cualquier sistema regido por la entropía.

La sabiduría es lo que eleva al humano dentro del Samsara y la ignorancia es lo que le devuelve al infierno.

Y es la sabiduría lo que puede hacerle escapar definitivamente de este mar terrible, pero para ello necesita echar mano de todas sus capacidades, de todas, incluso de aquellas que ni se imagina que posee.

Un esfuerzo supremo para encontrar la fuerza para liberarse es la única forma de poder lograrlo.

La libertad, la única libertad, Nibbāna, es la recompensa. Fallar no es opción.

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