Cualquier concepto capaz de ser pensado existe, por el mismo hecho de ser pensado. Dios no se escapa de esto. Ahora bien, demostrar la existencia de Dios más allá de que puede ser pensado usando la lógica no es posible a no ser que se introduzca una propiedad intrínseca a Dios que por obvia ha pasado desapercibida a los ojos de los que debaten a favor y en contra de su existencia: el absurdo.
Dios es absurdo. Infinitamente absurdo.
Gracias a esa propiedad demostraré que todos los argumentos lógicos en contra de su existencia son ineficaces.
Empecemos:
El argumento cosmológico sostuvo que hay una «primera causa», o «motor» de todo lo existente, que es identificado como Dios.
Similar al anterior, el argumento de Aristóteles es el del primer motor inmóvil. Es debido a que todo móvil, a su vez debe ser movido por un motor y este a su vez, debe ser movido por otro motor, de modo que la cadena de móviles necesita de un primer motor que no sea movido a su vez por otro. Sobre este primer motor inmóvil.
Esto parece lógico, pero sólo lo es si Dios es Absurdo.
Me explico: nada que sea inmóvil produce movimiento… a no ser que sea absurdo.
Similar a esto está la doctrina hindú Sankhia: un Dios inmutable no puede ser la fuente de un mundo siempre cambiante… a no ser que Dios sea absurdo.
Esto es verdaderamente perverso. Si el universo existe, por causas que son existentes, recursivamente hacia atrás debemos llegar a un Dios fuera de la existencia que no exista. A no ser que sea Absurdo.
Las cinco vías de Tomás de Aquino, que aprovecha argumentaciones de Aristóteles y Platón, algunas tan compartidas como la quinta, sobre el orden en el mundo, que llega hasta Voltaire, a su modo: «Hay Dios, porque no hay reloj sin relojero».
El argumento teleológico sostiene que el orden del universo y su complejidad se explican mejor por referencia a un Dios creador (argumento similar al del creacionismo o el diseño inteligente contra el evolucionismo darwinista).
Considerar que lo complejo solo puede ser creado por algo más complejo, es perniciosamente recursivo. El universo es complejo, por lo que requiere un Dios más complejo, por lo mismo Dios necesita otro Dios más complejo que lo cree, y asi, ad infinitum… a no ser que Dios sea Absurdo.
El asunto de demostrar la necesidad de Dios, es tratado por ciertas paradojas lógicas, como la denominada Paradoja de Russell. Realmente, Bertrand Russell no buscaba ninguna trascendencia teológica o atea a su paradoja, sino que la usó como ejemplo de contradicción o reducción al absurdo de la teoría de conjuntos de Cantor y Frege. Reducir al absurdo es caer en el regazo de Dios, que es infinitamente absurdo. Ahí está la trampa lógica.
El argumento de la parsimonia (o aplicación del principio de la navaja de Occam) sostiene que, dado que teorías naturales (es decir, que no recurren a lo sobrenatural) explican adecuadamente el desarrollo de la religión y la creencia en los dioses, la existencia real de tales agentes sobrenaturales es superflua y puede prescindirse de ella, a no ser que se demuestre su necesidad para la explicación del fenómeno religioso.
Kant demostró que definir algo incluso como un ser necesario (Dios), no implica su existencia.
El argumento de las revelaciones inconsistentes se opone a la existencia de la deidad llamada “Dios”, como se describe en los libros sagrados (tales como el Torá judía, la Biblia cristiana o el Corán islámico) mediante la identificación de contradicciones entre las distintas escrituras, dentro de una misma escritura, o entre la escritura y los hechos conocidos. Para ser eficaz, este argumento requiere confrontarse con la llamada infalibilidad o inerrancia bíblica. La Biblia no es demostración de la existencia de Dios, ya que implicaría un argumento circular: «Dios existe porque dice en este libro que existe», asegura el creyente. «Pero, ¿tal libro lo escribió Dios?», puede preguntar el ateo. A lo que contesta el creyente: «No, lo escribió el hombre, pero fue revelado por Dios», lo que supone un nuevo círculo continuo argumental.
Este círculo sólo se rompe, de nuevo, porque Dios es Absurdo.
Sin embargo, los musulmanes presentan el Corán como prueba empírica de la existencia de Dios, no tanto por lo que el Corán afirme que sea revelado por Dios (que sería un argumento circular) sino por su belleza.
Dios existe porque el Corán es bello… (¿?). La lógica es aplastante si y sólo si usamos el absurdo de nuevo.
En este sentido, cuando a Mahoma se le solicitaban referencias sobre algún milagro, él respondía que su único milagro había sido el Corán.
El problema del mal se opone a la existencia de un Dios que es al mismo tiempo omnipotente y omnibenevolente argumentando que ese Dios no debe permitir la existencia del mal o el sufrimiento en el mundo, pero el problema del mal queda disuelto automáticamente ya que Dios es Absurdo.
El argumento de la no creencia se opone a la existencia de un Dios omnipotente y de que los seres humanos crean en él. La simple existencia de seres humanos que no lo hacen, demuestra la incapacidad de Dios para lograrlo. Esta es una demostración empírica (dado que la existencia de incrédulos es un hecho observable). Pero Dios sólo puede ser Omnipotente si y solo si, simultáneamente, es Absurdo.
La falta de apariciones divinas a lo largo de la historia, ya que solo se atestiguan en escasos relatos bíblicos de la Antigüedad y ante muy pocos testigos, se ha esgrimido como fuerte evidencia contra la existencia de Dios. Las nulas pruebas reales de fenómenos sobrenaturales en el espacio, tras siglos de observación astronómica, constituyen otra prueba en contrario. La propia ciencia de la lógica propone: «Todos los cuervos son negros hasta que aparezca uno blanco», de lo que cabe deducir, por transposición lógica, que Dios no existe hasta que aparezca. Las pruebas subjetivas, por sentimientos personales, al estilo de «sentir su presencia y saber que existe», no sirven como prueba, ni para ser falseadas (en referencia al filósofo Popper). Uno podría sentirse habitado también por el Diablo o por el espíritu del pirata Henry Morgan y no habría manera alguna de probarlo. A este respecto, Richard Dawkins escribió en El espejismo de Dios “Cuando una persona sufre delirio, se le llama locura. Cuando muchas personas sufren un delirio, se llama religión”.
La táctica del Boeing 747 definitivo, que aparece en el libro El espejismo de Dios, de Richard Dawkins, es un contra-argumento del argumento del diseño. Este afirma que una estructura compleja y ordenada tiene por fuerza que haber sido diseñada. Sin embargo, un dios que es el responsable de la creación de un universo tal sería al menos tan complicado como el universo que él ha creado. Por lo tanto, también ese dios debe exigir un diseñador, cuyo diseño del mismo modo requeriría un diseñador, y así, ad infinitum. De esta manera se demuestra que este argumento es una falacia lógica, con o sin petición de principio. Este “truco” muestra que Dios no es el origen de la complejidad, sino que esta simplemente ha existido siempre. También afirma que el diseño no explica la complejidad, que solo la selección natural puede explicar.
La paradoja de la omnipotencia sugiere que el concepto de una entidad omnipotente es lógicamente contradictoria, partiendo de la consideración de cuestiones como: “¿Puede Dios crear una roca tan grande que no pueda levantarla?” o “Si Dios es todopoderoso, ¿podría crear un ser más poderoso que él?”.
Pero todas estas paradojas, recurriendo a la cualidad de Dios de ser Absurdo quedan resultas.
El problema del infierno es la idea de que la condenación eterna por los actos realizados en una existencia finita contradice la omnibenevolencia y omnipresencia divinas, a no ser que Dios sea Absurdo.
El argumento del libre albedrío (también llamado paradoja de la voluntad libre o fatalismo teológico) se opone a la existencia de un Dios omnisciente dotado de libre albedrío -el mismo de que se hallan dotadas sus criaturas-, debido a que ambas propiedades son contradictorias. De acuerdo con este argumento, si Dios ya conoce el futuro, entonces la humanidad está destinada a corroborar dicho conocimiento, por lo que se hallaría exenta de la voluntad libre de apartarse de dicho plan. Por lo tanto, nuestro libre albedrío contradice la existencia de un dios omnisciente, a no ser que sea Absurdo.
Otro argumento que ataca directamente la existencia de un dios omnisciente dotado de libre albedrío es que la voluntad de Dios mismo estaría obligada (y por tanto exenta de libre albedrío) a seguir lo que Dios conoce de antemano de sí mismo, para toda la eternidad o sea que no puede hacer (o sea no seria omnipotente) algo que sabe que va a hacer… a no ser que sea Absurdo.
Un contra-argumento del argumento cosmológico (todo tiene una causa anterior y superior) parte de la suposición de que las cosas no pueden existir sin haber sido creadas por sus creadores, lo que se aplica a Dios, generándose así un círculo vicioso de creadores. Esto ataca la premisa de que el universo es la segunda causa (después de Dios, que se afirma que es la primera causa).
El argumento antrópico afirma que, si Dios es omnisciente, omnipotente y perfecto moralmente, habría creado otros seres moralmente perfectos en lugar de seres humanos imperfectos. La naturaleza humana es semejante a la divina, o sea, somos moralmente tan imperfectos como Dios es perfecto, solo es posible si Dios es Absurdo. Porque la perfección de la imperfección es completamente absurda.
La argumentación ateo-existencialista de la no existencia de un ser perfecto y sensible parte, de acuerdo con el existencialismo, del aserto de que la existencia es anterior a la esencia, y de que un ser sensible no puede ser también completo y perfecto. Esto está explicado en El ser y la nada, de Jean-Paul Sartre. Según este filósofo, Dios sería un “pour-soi” (un ser-para-sí, una conciencia), pero sería también un “en-soi” (un ser-en-sí, una cosa), lo que supone una contradicción en los términos. Un argumento similar aparece en la novela Grimus, de Salman Rushdie: «Lo que está completo también está muerto».
Dios es completo y está vivo, si y solo si, otra vez, si Dios es Absurdo.
El argumento de la ausencia de razón trata de demostrar que un ser omnipotente y omnisciente no tendría ninguna razón para actuar de una manera determinada, en particular mediante la creación de un universo, dado que no tendría necesidades, querencias o deseos, ya que conceptos tales son propia y subjetivamente humanos. Esto entraña una contradicción con el hecho de existir el universo; por lo tanto, un Dios omnipotente no puede existir.
Solo Dios tiene voluntad si y solo si es Absurdo. Un ser perfecto debe tener desde siempre resueltos todos sus deseos y necesidades, y, de tomar alguna iniciativa en el presente, esto, por sí solo, probaría su incapacidad, demostrándolo imperfecto. Solo se es perfecto e imperfecto, de nuevo, si es Absurdo.
El argumento de la “inducción histórica” concluye que, dado que la mayoría de las religiones teístas a lo largo de la historia (por ejemplo, la religión del Antiguo Egipto, o la antigua religión griega), tanto como sus dioses, finalmente han llegado a ser consideradas falsas o absurdas, todas las religiones teístas, incluidas las contemporáneas, lo son, siguiendo un razonamiento inductivo. Esto se comprende bien a partir de la conocida cita de Stephen F. Roberts: «Yo sostengo que tanto usted como yo somos ateos. Yo únicamente creo en un dios menos que usted. Cuando usted entienda por qué motivo rechaza a todos los demás dioses posibles, entenderá por qué motivo rechazo yo el suyo». A no ser que ese Dios, en particular, sea absurdo. El absurdo es en sí mismo y no se puede rechazar.
Al igual que los argumentos a favor de la existencia de Dios, los argumentos subjetivos en contra de la divinidad sobrenatural se basan principalmente en el testimonio o la experiencia de testigos, o bien en las proposiciones de las religiones reveladas en general.
El argumento testimonial da crédito a los testigos personales contemporáneos y del pasado, que, o bien no creen, o bien dudan de la existencia de Dios, por la simple razón de que nunca se les ha hecho visible.
El argumento del conflicto de religiones aduce que cada una de estas da una versión diferente de lo que Dios es y de lo que Dios quiere. Ya que todas las versiones contradictorias no pueden ser correctas, muchas, si no todas las religiones, deben ser erróneas, ano ser, de nuevo que Dios sea Absurdo.
El argumento de la decepción sostiene que, cuando se le pide, no hay ninguna ayuda visible de Dios, por lo tanto no hay ninguna razón para creer que hay un Dios que provee, a no ser que sea Absurdo: Dios provee siempre pero no se ve que provea: absurdo de nuevo.
Y asi….
Pero veamos, Dios es parte del Absurdo, el Absurdo contiene plenamente a Dios. Lo que es absurdo porque Dios lo contiene todo, excepto al propio Absurdo.
El Absurdo da existencia y coherencia no solo a Dios sino a todas las religiones teístas, tanto en sus absurdos ritos como en sus absurdas creencias como en sus absurdos mitos.
No es que las religiones teístas al ser humanas, no sean congruentes con Dios, lo son totalmente, son tan absurdas, o casi, como Dios mismo. Es la prueba de su sometimiento a Dios: tratan de ser totalmente absurdas. Como Dios mismo.
No puedo dejar de preguntar ¿Qué pasa con las premisas del budismo, que son en cierto modo igual de absurdas que las premisas del teismo? ¿por que no meterlas en el mismo saco? Pregunto esto porque debo entender que al encontrarnos en un blog budista, se dan por validas sus premisas, con lo cual esta entrada del blog puedo entenderla como una refutación de la idea teista en favor de una cosmovisión no-teista, en el conjunto de las cuales se pude incluir el budismo.
Usando únicamente la razón, no es posible por ejemplo comprender conceptos como «salir del samsara» (¿salir hacia donde?). Si nos apegamos únicamente a la lógica, toda religión termina cayendo en el absurdo, incluyendo al budismo. Además, eliminar a dios del escenario nos deja ante el mismo punto: trasladar las cualidades de eternidad y naturaleza «increada», entre otras, al samsara, solo es cambiar de lugar el absurdo.
Saludos
El budismo en efecto es una religión tan folklórica como cualquier otra. Sólo de diferencia en que está basada en hechos reales.
La realidad tal como es solo es accesible mediante el conocimiento directo. Desde ahí puedes analizar las razones por las cuales la lógica puede funcionar e incluso diseñar alternativas a la lógica.
Considerar que desde la consecuencia puedes manejar las causas es erróneo.
No puedes usar la razón para entender las causas de la razón.
Hasta donde he experimentado, en el yoga tántrico, el uso de prácticas vinculadas a deidades o dioses tiene que ver con temas arquetípicos, con el movimiento del prana y prácticas mentales que afecten aspectos de la personalidad durante trances meditativos. De la misma forma, solo algunas definiciones de Dios se me hacen absurdas, quizás la mayoría.
Algunas concepciones como la de Vedanta (excepto la más popular, por desgracia), ponen al «Ser Supremo» más allá del nombre y forma. De manera, quizás conveniente, podría convertirse así en el vacío, el nirvana o lo que se nos ocurra. Y si eso que se nos ocurre solo puede experimentarse en un nivel muy avanzado de iluminación, cómo saber que nuestra aseveración fue correcta?
Afirmar tajante que Dios no existe me parece un poco absolutista, por las diferentes definiciones que estaríamos negando, y no solo por eso: Hay concepción Impersonal de Dios, en el jnana yoga, no hay espacio para el Tú (bhakti yoga), solo hay un Yo.
Por supuesto, mi experiencia es limitada, solo llevo unos años. Ciertas sadhanas aghoris bastante fáciles de seguir y aspectos del hatha-raja yoga vinculados a pranayamas y mudras.