Existe demasiada confusión con este término debido, como viene siendo habitual, a las pésimas traducciones a las que no conseguimos acostumbrarnos. Traducirlo como “no-yo” es un ejercicio de teosofismo descarado. Su tendencia de meter los balbuceos de la psicología a su abstruso sistema e inyectarlo al buddhismo a través de sus universales traducciones, da lugar a confusiones como ésta.
Anatta lo que indica simplemente es que algo no es por sí mismo, ni depende solo de sí mismo.
Es un simple corolario de la condicionalidad. Por tanto, todo lo condicionado es anatta. Solo eso.
Vamos a analizarlo.
Cualquier fenómeno tiene sujeto y predicado. Así, sin más, diríamos que un observador observa un objeto. Visto así daríamos por hecho que el observador es por sí mismo y lo observado también. Tú miras un árbol y das por hecho que antes de mirar o no mirar el árbol existes tú y el árbol está ahí para que lo mires tú o cualquiera. Eso parece evidente.
Pues no lo es.
Tanto tú como el árbol son objetos de namā, o sea, solo son conceptos mentales que solo existen mientras los piensas. ¿Dónde estás tú con un Alzheimer avanzado?. Y el árbol es solo una etiqueta, un meme, aprendido por imitación. Usas la etiqueta para casar la qualia con lo observado.
Incluso si nos fuéramos a nivel sensorial, a nivel de rùpa, veríamos que no puede existir observador sin observación, y lo observado se crea en el momento de la observación y solo ahí.
Por tanto, no hay observador por sí mismo ni observado por sí mismo.
Eso es anatta. Lo del Yo, no-yo y absurdeces semejantes son elucubraciones budistoides.
Lo más interesante es ANATTA respecto a Nibbana. Nibbana al no depender de nada no depende ni siquiera de sí mismo. Por lo que es Anatta también.
Y¿qué sucede con la infraestructura?
Toda condición estuvo condicionada en su origen, pero una vez producida no depende nada más que de sí misma. Y no depende de observadores ni de objetos ni de nada. Está ahí y permanece ahí. Por tanto, no es anatta en un sentido estricto. Por tanto, solo la ilusión, la película es anatta. La realidad, en su infraestructura, no lo es.
Las cosas son evidentes cuando las ves y son cualquier traducción de moda cuando estás ciego de toda ceguera.
Las condiciones una vez que surgen no permanecen ahí. Desaparecen siendo parte de la red de causas de nuevas condiciones. Y esto es evidente cuando lo ves. Otras formas de conceptualización son producto de la ceguera.
Las condiciones se empaquetan, jamás desaparecen. Si fueras capaz de desaparecer una sola condición, el Samsara se quebraría.
Convendría aclarar qué Nibbana es condicionado. Más aún, que es la esencia destilada de lo condicionado.
Nibbana es el «árbol» que se traga al observador y a la observación. Un agujero negro. Pero uno nacido aquí, en el Samsara. Es una flor carnívora que se alimenta de iluminoides atrayéndolos con su místico e irrechazable aroma a liberación.
– Ese es un falso Nibbana. El verdadero (el mío) no es así.
No hay Nibbanas verdaderos o falsos. Todos son Nibbana, y todos son objetos, y todos son condicionados. Mientras tenga nombre o forma en nuestra mente, es de Samsara. El simple hecho de declararlo como «no condicionado» es el condicionamiento más tramposo de todos.
– Pero es un hecho lógico que el condicionamiento se libera en su seno pues ya no hay observador ni observación.
Eso no lo discuto. Pero ya no queda nada que trascienda. Quien se lanza a ese Nibbana está usando el cuchillo contra su propia liberación. Es reconocer que no hay liberación posible, pero al ser esa la única alternativa que nos queda pensamos: «eso debe ser la liberación». El autoengaño perfecto.
– Pero entonces la liberación sería un problema imposible pues no se puede trascender el condicionamiento desde el condicionamiento ni tampoco liberarse a través de Nibbana.
Exacto. Pero todas esas razones son estupideces condicionadas. Ahí es donde empieza el camino. Y ahí es donde Anatta cobra sentido.
Nunca hubo observador, por tanto no hay nada que tragar. No en tan difícil entender que algo que corre, pare. Corre porque está condicionado para correr y para porque está condicionado para parar. Tan simple como comerse un Whopper.
Dices que Nibbana no depende de nada, ni siquiera de sí mismo. Pero al hablar de Nibbana, al pensar en él, al perseguirlo, al justificarlo, lo hacemos como observadores. Ese Nibbana es por tanto un objeto del Samsara. ¿Qué valor tiene que su definición diga que es incondicionado, si el propio acto de definirlo lo condiciona? Pasa lo mismo con Dios y la Biblia.
Por eso digo no hay un Nibbana verdadero. Y si lo es, no es Nibbana, independientemente de cómo queramos definirlo. Pelearse por tener la razón o la verdad en este contexto es… humano.