Análisis Fundamental del Buddha-Dhamma

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El análisis fundamental es una metodología de análisis bursátil, pretende determinar el auténtico valor del título o acción, llamado valor fundamental. Este valor se usa como estimación de su valor como utilidad comercial, que a su vez se supone es un indicador del rendimiento futuro que se espera del título.
 
Para conocer la utilidad real del Buddha-Dhamma nos tenemos que hacer tres preguntas.

  1. ¿Qué problema quiere resolver?
  2. ¿Qué ventaja competitiva tiene el Buddha-Dhamma respecto a otras soluciones?
  3. ¿Cuál es el medio que propone para resolverlo y que costo/utilidad tiene?

 
Estas tres preguntas básicas es lo que toda persona interesada en el buddhismo debe hacerse antes de ponerse a invertir su tiempo y su dinero. Esto sirve para cualquier inversión en la vida, sea la compra de un automóvil o de una vivienda, de una criptomoneda, un paquete de acciones o una simple hamburguesa con patatas y refresco.
 
El ejemplo de la hamburguesa es evidente: Las tres preguntas se responderían asi:

  1. Quitar el hambre.
  2. Pretende hacerlo sin tener que cocinar, de forma rápida, barata, sin tener que limpiar los platos.
  3. Grandes campañas de marketing para hacer atractivo un producto que en sí mismo es muy pobre. Generar gula en el público objetivo para que se acerquen a su Burger, hagan cola, pidan y paguen, hagan cola ordenada, busquen mesa, coman en poco tiempo, sean ellos los que retiren los restos y se regresen a su casa. Se ofrece marketing más que valor nutricional.

 
Esto es para una simple hamburguesa. Si estás dentro del público objetivo que se impresiona por un comercial atractivo que despierte la gula, la solución de la hamburguesa es buena para ti.
 
Si nos ponemos en el caso de la compra de inversiones mayores como bolsa, vehículo, empresa, vivienda… es lo primero que debe hacerse.
Digo que debe hacerse, no que se haga.
La mayor parte de las personas no analizan nada de esto y simplemente se dejan llevar por sus instintos básicos o por la opinión de terceros que les parecen confiables. Esta es a base necesaria para que gente sin escrúpulos se enriquezcan con la ignorancia de las gentes. En cierta forma, si los individuos no miran por sus intereses, y dejan que otros lo hagan por ellos es normal que los otros velen por sus propios intereses, y acaben los primeros estafados y arruinados.
Realmente se lo estaban buscando: es el precio que hay que pagar por la vagancia mental, igual que se paga para que te hagan las labores de la casa o cualquier otro servicio que podríamos hacer por nosotros mismos.
 
Ahora, vamos a entrar a analizar en primer término desde el punto de vista fundamental, el Buddha-Dhamma.
Vamos a fijarnos que, precisamente, las cuatro nobles verdades son el whitepaper que responde a las tres preguntas del análisis fundamental.
 
La primera, es qué promete resolver el Buddha-Dhamma, es la primera Noble Verdad, o sea, el sufrimiento. La primera noble verdad entra en demostrar que el sufrimiento existe, que lo padecen los seres de todo tipo y lo identifica como lo que es capaz de solucionar.
 
La segunda, es que identifica el problema y dice que reside en el apego o en el deseo, cosa que lo diferencia de otras soluciones existentes que tratan de resolver este problema. Esta es la segunda noble verdad. Además, la tercera noble verdad dice que existe una solución definitiva a este problema y apunta hacia ella, y además es la única que lo hace: Nibbāna.
 
Por último, la cuarta noble verdad nos describe su propuesta de solución de sufrimiento en base a realizar un grupo de ocho acciones concatenadas de forma circular, que llama óctuple noble camino.
 
Como es bien sabido hay múltiples formas de implementación de este producto de inversión. Recordemos que se trata realmente de esto, ya que conlleva un esfuerzo económico tanto en tiempo como en dinero, viajes, formación, etc. Estas formas se llaman ‘escuelas’ o ‘sectas’ o ‘ramas’ o como se las quiera denominar.
El producto original fue el que enseñó el propio Buddha y se trata de algo bastante simple. Utiliza lo que se llaman jhānas con el fin de controlar la mente. No es algo novedoso porque jhānas están presentes en todos los movimientos místicos desde que el mundo es mundo. Lo que sí aporta es un método científico, o sea reproducible si se ejecuta según las instrucciones para hacerlo, que es la concentración en la respiración. Este procedimiento se diferencia de los demás porque es una técnica protocolizable y no una gracia divina o algo así, que es la forma vulgar de tratar de explicar que algunos “elegidos” sean capaces de alcanzar estos estados, pero sin saber cómo lo hacen.
Como la práctica de jhānas produce, entre otras cosas, la eliminación de los pensamientos reactivos involuntarios, funciona como un auténtico antivirus que nos permitirá ponernos a realizar la práctica propuesta del noble óctuple camino.
Excuso decir que con una mente en la que prolifera todo tipo de pensamientos que incitan al apego y a la aversión es imposible ejecutar con éxito el condicionamiento de erradicación de los mismos.
Por su parte, el noble óctuple camino, es un procedimiento conductista cuyo fin es condicionar a la mente para que no actúe por apego o aversión. En psicología con 66 días es suficiente para lograrlo, aunque es a los 90 días cuando se ven los resultados.
El costo es realmente bajo para los resultados a obtener. El aprendizaje de la técnica no debe llevar más allá de seis sesiones, y estabilizar la mente para comenzar el noble óctuple camino requiere de una práctica diaria de jhānas de no mas de 20 minutos. Y, por último, eso sí, los 90 días de práctica del método con total atención y esfuerzo a cada detalle de la vida diaria para detectar y descondicionar nuestros impulsos primarios a la aversión y al apego.
Lo mejor de este método es que abordable, seguro, probado y replicable, y no requiere de la fe o creencia del usuario, solo debe practicar un poco y ve por si mismo los resultados que va obteniendo.
Es un procedimiento adecuado para la gente que sabe lo que quiere, es inteligente y no regala su fe al primero que pase.
 
Pero como no todo el mundo da este perfil, o sea, existen personas que no saben lo que quieren, que su inteligencia es poca y que prefiere creer a pensar, han proliferado todo tipo de organizaciones cuyo nicho de mercado es precisamente atender la demanda de los menos inteligentes que no saben que quieren.
De esta forma podemos ponernos a repasar las soluciones más populares y con más éxito en el mercado con marca ‘budismo’.
 
Por orden antigüedad, analizaremos el Mahayana. Para empezar lo que ofrece no es acabar con el sufrimiento del usuario (o paciente) sino con el de todos los seres del mundo mundial. Y desde su perspectiva la demanda individual de solucionar el propio sufrimiento es ‘egoísta’.
Los medios que aportan son el Bodichita y la compasión. No existe descripción acerca de cómo un sentimiento nacido en la mente del usuario puede eliminar el sufrimiento de un pez que está siendo comido por otro en medio del océano. Para ello restringen su alimentación, se hacen vegetarianos. Y para demostrar su compromiso, se comprometen a sufrir por todos los seres hasta el último día del Samsara.
Tampoco describen el fin del Samsara o los miles de millones de años que el usuario tendría que vivir para dejar de sufrir.
Las implementaciones más conocidas son el Zen (que curiosamente es una palabra que deriva de jhana). El zen es zazen y el zazen en Shinkantaza para la escuela Soto. O sea, sentarse sin más. Así, sentándose, libran del sufrimiento a todos los seres.
No se conoce el mecanismo que lo logra.
Para la escuela Rinzai es la resolución de acertijos.
Tampoco explica el mecanismo.
 
Otras populares escuelas derivadas del Mahayana, se limitan a pronunciar una frase corta permanentemente, llamada mantra.
Tampoco explica el mecanismo.
 
El llamado buddhismo Vajrayana basa su práctica en ceremonias de vistosos colores muy atractivos fundamentalmente para el turismo espiritual norteamericano. Como el objetivo también es en diferido, o sea, no solucionan el sufrimiento en esta vida, llenan su rica práctica con rituales de diferentes culturas como el tantra hindú o el bön nativo animista de la meseta tibetana.
Tampoco explica el mecanismo.
 
Por último, la escuela más reciente en el tiempo, la theravadin centra su solución en el estudio pormenorizado escolástico de los escritos del Buddha, de los comentarios a esos escritos y de su inmensa matriz de combinaciones que es su Abhidhamma. Algunos lo limitan a ese estudio, otros hacen practicas de lo que llaman meditación vipassana que se resume en ver los virus como se pasean por la mente sin solución de continuidad, uno tras otro. Y dicen que no apegándose a esos pensamientos uno acaba con el sufrimiento no es esta vida sino en varias después.
Tampoco explica el mecanismo.
 
Que no expliquen el mecanismo, o que no aporten ningún caso de éxito, no importa para aquellos que tienen fe. Es por eso que la fe no es ética: te hace sufrir y evita el fin del sufrimiento, que es la base de la ética. Pero una bonita palabra, un cálido te al final de una sesión, una palabra amable, las buenas formas, los saludos respetuosos, no hacer preguntas incómodas, escuchar lo que se quiere escuchar forma parte del producto que es, sin duda el verdadero caso de éxito.
El mercado está lleno de gente que va a los centros comerciales solo por el hecho de ir. Y de ahí salen cargados con cosas que no necesitan pagadas con dinero que no tienen a vendedores cálidos con amplias sonrisas.
La prueba está en los cientos de millones de budistas que hay en el mundo, su expansión y su valor de capitalización.
La ignorancia es un valor seguro. El más seguro en el Samsara porque, al final, es de lo que está construido,
La fe mueve montañas, y es la esperanza la que te hace esperar a que se muevan. Y mientras, sé compasivo o caritativo o como quieras llamarlo, que eso se ve bien y atrae a más creyentes.

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